Hoy les traje tres cartas de este libro que adoro y guardo como un tesoro (lo es...). Son tres cartas de amor, claro, ¡con ese título! Ojalá les gusten...
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Podés inventar y escribirle a quien vos quieras. Vas a plantear la carta en forma tradicional, con encabezado, querido fulanito, despedida y alguna postdata. Después, me la mandás por mail como siempre.
Cuando volvamos a encontrarnos (jueves 8 de mayo), vamos a leer todas las cartas y después yo las voy a repartir para que cada uno se lleve una carta de un compañero y la responda, poniéndose en el lugar del personaje destinatario.
Finalmente, para el encuentro siguiente (jueves 15 de mayo), tienen que mandarme o traer la respuesta a la carta que se llevaron.
Lauri
Buenos Aires, mayo de 2025
Hola Cariño,
No puedo llamarte de otro modo, al menos todavía no puedo. Hace varios días
que pienso en hablarte y tampoco puedo, no soportaría escuchar que me repitas
lo que me dijiste la última vez. Por eso esta carta. Porque necesito saber,
porque necesito una explicación que me dé alguna respuesta a todo este
desconsuelo y desconcierto en que se transformó mi vida. No puedo creer que te
despedí a la mañana y tu respuesta fue la de siempre como hace más de diez
años, ¡más de diez años! que me decías cada día: ¡Qué tengas un lindo día amor!
Y al regresar a casa, a nuestro refugio como sabíamos decirle, esperando tu
sonrisa que me saque del caos diario de la calle, me recibas diciendo, “no te
amo más”. Esas cosas no se dicen así, no nacen de un día para el otro, entiendo
que a lo mejor no encontraste otra manera, quisiste que fuera rápido y
terminante para no dilatar la agonía, pero no pensaste en mí. Te quise
preguntar tantas cosas, pero no pude, no me salieron las palabras, no entendía
y era imposible coordinar alguna idea o sensación de todo lo que pasaba por mi
cuerpo, por eso dejé pasar este tiempo de silencio.
En ese momento, después de tus palabras no supe que hacer, solo pude
agarrar mi mochila e irme, no me llevé nada, solo el poco amor propio que me
quedaba, ya que no contaba más con el tuyo. Busqué las respuestas dentro mío y
juro que no las hallo, por eso esta carta, necesito respuestas para llenar con
algún argumento el vacío que dejaste. ¿Cuándo te diste cuenta que no me amabas
más? ¿Cómo se siente el desamor? ¿En que nos equivocamos? ¿En qué me equivoqué?
¿Sentís que pasé a ser una costumbre en tu vida? ¿Me diste indicios que yo no
noté? ¿Mi amor (este que sigo sintiendo por vos) no te bastó? ¿Hay alguien más
en esta historia? Necesito alguna respuesta que me permita entender porque me
dejaste así, sin previo aviso, sin importarte nuestra historia ni todo lo que
vivimos, por favor, si realmente lo sentís así, dame los motivos y no vuelvo a
molestarte. Tu felicidad es importante para mí, aunque no sea a mi lado.
PD: Siempre serás la parte más
bonita de mi historia… ojalá, de algún modo, yo siga siendo parte de la tuya.
RESPUESTA
DE LALY
Cuando a menudo se usan las
excusas para no estar juntos o los regaños y se recuerdan las obligaciones en
lugar de hacer el amor, es porque ya no queda otra que una convivencia en
la que se cansan de verse uno al otro como obligación- y resulta una
pesadilla.
Karina
Un día de ayom en la Era de Dragones
Querida Princesa,
PD: Deseo con mi corazón que todavía quieras abrazar mis escamas.
Tuyo siempre,
RESPUESTA DE RO
Querido diario
Escribo estas líneas esta mañana al
despertar, luego de tener un sueño tan vívido que todavía conservo las sensaciones.
Son tan reales al punto de creer que padre podría darse cuenta de lo que está
pasando, y como bien sabes, lo desaprobaría.
Ni bien me desperté quise volver a
dormir, ya sabes para seguir soñando. Pero después pensé que sería mejor
levantarme a plasmar en estas líneas lo que acababa de vivir, antes de correr
el riesgo de olvidarlo.
Soñé que el Dragón estaba en una
isla y me escribía una carta en la cual me decía que me extraña, y como yo
también…
Querido Dragón:
Tú eres el más valiente entre todos
los valientes. Mientras estamos atrapados en un día de ayom en la era de los
Dragones, y padre no permitiría jamás de los jamases nuestra unión, yo no dejo
de soñar con acariciar tus escamas.
Ha pasado demasiado tiempo sin
verte, tal vez por eso anoche te soñé. Yo estaba en una isla, levantaba un
puñado de arena con mi mano y cuando, dejaba caer la arena, de pronto te vía
caer entre mis dedos. Con mi mano libre intentaba alcanzarte para que no
cayeras, para que no te lastimaras, pero de pronto salías volando hasta mis
cabellos. Allí, olías el perfume de mi pelo y volvías a hacerte grande, tan
grande que podía verte y te miraba con mis ojos felices desde abajo. Desde
luego, te sonreía y los dos abandonábamos esta horrible y vieja sensación de
soledad.
No puedo dejar de pensar en que fue
un encuentro real, aunque fue un sueño.
Si esta fuera una carta, me gustaría
hacértela llegar sientiéndome siempre tuya, sientiéndote siempre mío, tú que
sabes calmar mis aguas con fuego.
Ay querido diario! Esto es lo que le
escribiría si pudiera hacerle llegar una carta a mi querido Dragón, a mi amado
Dragón.
Ha pasado tanto tiempo y sin embargo
siento que el sueño a revivido la valentía de esperar por él y si es necesario,
enfrentar a padre y al reino para defender nuestro amor.
Laly
Al recuerdo de mi amada Valentina
Los rumores que llegaron a mi inteligencia, y que de alguna manera
decidí conservar con una concepción por cierto diferente
a lo conocido por el común de las personas, me mueven a querer conectar
de esta otra forma a mi querida Valentina, es decir
con el pensamiento que me dicta emociones y recuerdos que quiero esbozar
de alguna forma para que las reciba por lo que
así procedo entonces:
Supe que lo único que me importaba en la vida querida mía era tu
persona
con esa maravillosa manera de ser y de mirarme que hacía juego con tu
voz
que todavía y de vez en cuando me aparece desde nuestro pasado
junto con el viento como si no estuviera muerto y en el olvido de casi
todos
En tu cara flaca se hundían tus pálidas mejillas mostrando al mundo tus
orejas
grandes pegadas al cráneo, apareciendo entre tus cabellos rojizos y
desprolijos
Recuerdo la costa y el paso del pequeño velero sin suponer que allí
estabas
Al mirarlo hoy desde mi agujero reconocí que no vislumbré tu enorme
valentía
Volvería a vivir cada momento con la misma alegría que disfrutamos
quizás yo pueda alguna vez en otro siglo reparar la enorme cobardía que
acuné
y tirarnos ambos sin pedir permiso a la fuente de la vida para festejar
nuestro amor
y gritarlo al mundo aun sabiendo que muchos no perdonarían mi vejez
RESPUESTA
DE CLAUDIA S.
Mi
querido Rodolfo:
Esta misiva me llega en el último peldaño
de mis días. Nuestros encuentros en la costa, en la clandestinidad de las
noches, aparecen en cada una de tus palabras. Nunca regresé allí, desde aquel
día que me leíste tus poemas. Poemas tan transparentes como tu voz y tu mirada.
El mar duele en mis mejillas a la distancia. Mis cabellos están níveos y nada
parecen a los que entonces lucían despeinados.
Mi amado poeta no te atormentes con la
culpa. Siempre supe el riesgo que embriagaba el caminar abrazados como dos
fugitivos escapando del presente. Siempre supe que la soledad se agazapaba en
mi cuerpo lentamente. Y siempre recordaré tus intentos por querer poner fin a
tus compromisos, cuando resultaban en vano.
Confié en cada proyecto tuyo, sintiéndome parte
de él. Pero, hoy mi voz se apaga y ya no resuena con el viento. Mis ojos no me
permiten ver ese velero y dudo si estuve allí o lo soñaste.
No recuerdes el pasado con tristeza, ni con
esa melancolía propia de nuestra vejez. Disfruto de esta carta como disfruté
del rumor de las olas, testigo de nuestros besos. Olas que salpicaban nuestras
voces caminando por la arena. Disfruto de tu inteligencia desmedida por haber
soportado mis caprichos, sin ningún tipo de reproche.
Mi dulce Rodolfo, no lamentes más por
nuestro injusto pasado. Nuestra época nunca nos entendió. Nunca pude convencer
a mis padres para que aprobaran nuestra relación. Siempre sentí que tú eras el
más valiente y todavía lo sostengo. Hoy, esta separación nos aparece como
definitiva. Pero, seguramente pronto nos volveremos a ver. Mis cabellos se
verán rojizos y se hundirán nuevamente en tu cara. Quizás en otro tiempo,
quizás en otros mares.
Tu
amada Valentina
P.
D.: Quizás algún océano desconocido arrime nuestros cuerpos para flotar para
siempre en la eternidad.
Claudia S.
Caseros, 5 de mayo de 2025
Querida Moni:
Estoy dando
vueltas y vueltas y no llegan palabras a mi mente. Sé que tendría que haberte
escrito antes y siempre encontraba excusas para no hacerlo. Pero, vos te
adelantaste hace unos meses y me llamaste y ambas sabemos cómo terminó la cosa.
Te cuento que empecé un taller en la biblioteca San Martín, espacio donde
fuimos parte de ese grupo de lectores que nos hacía disfrutar de la calidad de
sus textos. La próxima consigna de escritura es: escribir una carta. ¿Te
acordás de Las penas del joven Werther? ¿Y de la peli Goethe
enamorado que tuvimos que ver? Bueno, pero tiene que ver con el género
epistolar. Sé que cuando charlábamos en el almacén intercambiábamos sugerencias
y nuestro tema era siempre la literatura. Nuestros dilemas vagaban entre
sabores a fiambres y galletitas y tus clientes no entendían nada.
Parecíamos
dos extraterrestres compartiendo textos, allí en un lugar impensable, para
abordar y debatir sobre personajes literarios. Nos decían que no entendían nada
de lo que hablábamos, pero que se nos veía tan felices como si viviéramos en
mundos imaginarios. Lugares de los que éramos capaces de entrar y salir a
nuestro antojo, pero sin quedar inmunes.
Ahora te
tomaste un descanso y estás más en tu casa. Yo no compro en tu negocio porque
las estanterías ya no tienen tu orden y dedicación. Pero más que nada, extraño
nuestras charlas muchísimo. En casa me sugieren que te llame y que te invite a
tomar un café, pero nunca me animo a hacerlo y por eso te escribo.
Recuerdo
nuestro té después de una tertulia, cuando esperabas que abriera la mueblería
para encargar la cunita de tu primer nieto. Hoy, ya tenés cuatro e imagino que
tus prioridades son ellos. Somos tan parecidas, que ninguna quiere molestar a
la otra. Nunca hablamos por teléfono, pero estamos, aun cuando se nos pase una
fecha, en las que hay que felicitar a todo el mundo por indicación del
calendario.
¿Qué te
parece un cafecito en casa o mejor en Chocorisimo o Café Martínez? Poné un día
y un horario. Creo que no va alcanzar un par de horas para decir tanto... Se me
acaba de ocurrir una idea ¿y si sacamos unos pasajes a Mardel y nos tomamos un
finde? Me parece que se me fue la mano con esto último...Bueno, por ahí se te
ocurre algo diferente. Hablá con las chicas y con Luis, seguro que ellos van a
entender, si optamos por lo del viaje y te van a apoyar en nuestra locura. No
tendríamos que llevar tanta ropa si son pocos días. Con una valija alcanza, así
que nos tomamos un Uber o un Remis y tus yernos no tienen que llevarnos hasta
la terminal. Te mando un abrazo gigante y espero una respuesta prontito.
Claudia
P. D.: Me olvidaba, no sientas culpa por dejar a tus
nietitos. Seguro que se pondrán re contentos de verte tan feliz cuando
regreses!
RESPUESTA
DE CLAUDIA V.
Caseros, 14 de mayo
2025
Querida Claudia:
Tu carta me sorprendió.
Después de nuestra charla telefónica, no creí posible volver a saber de vos. Te
pido disculpas. Tenía muchas preguntas sin respuestas. Muchas angustias
contenidas. Muchas cosas sin entender. Quizás por eso no pude evitar que todas
esas emociones salieran a borbotones; no pude evitar reclamos ni pedir
explicaciones que de antemano sabía que no me iban a conformar.
Y ahora tengo entre mis manos tu carta, como
si nada hubiera pasado, y sólo traés recuerdos de momentos compartidos con
alegría y complicidad. Yo también atesoro esos instantes y también los extraño…
Sin embargo, tu ausencia dejó en mí un gran vacío. Nunca entendí qué pasó.
Simplemente dejaste de venir.
Cuando atendía gente en
el almacén, imaginaba que un día iba a levantar la cabeza de mis cuentas y te
iba a encontrar del otro lado del mostrador para continuar con nuestras charlas,
las que nos hacían protagonistas de las novelas de moda o con esas ensoñaciones
en donde éramos las destinatarias de aquellos versos ardorosos.
Pero… no fue así. Nunca
volviste y los años me pasaron por encima. Nunca me sentí tan sola. ¡Cómo
hubiera necesitado a mi amiga para compartirle mis desazones! Pero no estabas
allí.
Quisiera creer que el
tiempo no ha pasado y que podríamos retomar nuestras charlas en el mismo punto
en que las dejamos… Pero no. No puedo.
Dejemos que la vida
nos sorprenda doblando una esquina o en un banco de la plaza mientras cuidamos
los nietos. Quizás así, de casualidad, nuestras almas vuelvan a encontrarse en
la mirada y resurja aquella amistad perdida.
Mónica
PD: En mi corazón, seguís estando.
Claudia V
Mi
querido Adolfo:
Quizás
no sepas quien soy. Quizás lo descubras al leer esta carta. O quizás no, y me
hayas perdido en el ovillo de los recuerdos no vividos.
El
otro día te vi. Esperabas en el Banco. El tiempo azotó tu rostro y sus vaivenes
talquearon ese pelo rebelde y desordenado que tratás de disciplinar como lo
hacías en la escuela. (Era época de cabellos cortos y ordenados.) Aun así,
conservás el brillo en tus ojos de almendra y ese gesto que me enamoró.
¡Te
amaba tanto! Con sólo mirarte el corazón me saltaba en el pecho. En cada paso
deseaba encontrarte. Sé que vos descubrías también un sentimiento nuevo cuando
nuestras miradas se cruzaban ocultas entre la concurrencia. Cuando eso ocurría,
la gente desaparecía y eternizábamos ese momento.
¡Sentía
tanto miedo! No sabía qué me pasaba. Sólo quería que me rodearas con tus brazos
y que me besaras largamente. Vos me dabas algunas señales, pero yo, no me
atrevía a cruzar la línea. Me conformaba con respirar tu aire, sentir tu
perfume, que nuestras manos se rozaran y nuestros cuerpos vibraran con el
encuentro. Esperaba con ansias que me arrastraras detrás de la línea.
¡Te
amaba tanto!...
Hasta
que un día, tu mirada desvió la mía, me faltaba el aire que ya no traía tu
perfume y tus manos se entrelazaron con otras. Un dolor punzante atravesó mi
pecho y no pude contener las lágrimas. Corrí sin saber a dónde hasta que lejos,
desahogué mi llanto.
Nunca
pude olvidarte. Siempre quise saber qué hubiera pasado si me atrevía a cruzar
la línea. ¿Cómo sería el calor de tus brazos y el sabor de tus labios?
¿Podrá
el tiempo darme una nueva oportunidad? ¿Todavía será amor?
El
otro día en el Banco, no parecías verme. Si me viste, no parecías reconocerme.
Si me reconociste… no parecías vibrar. Mi corazón dio un vuelco. ¿Será que
llegó el tiempo del olvido?
Hasta
nuestro próximo encuentro. Me despido con aquel beso tan celosamente
silenciado:
Tu
amor olvidado
P.D.:
¿Te atrevés a desovillar los recuerdos?
RESPUESTA DE LAURY
Mi pequeña y querida Graciela
¡Qué alegría trajiste a mi vida con esta carta!
Claro que estás dentro del ovillo de los hermosos recuerdos de
aquella época. En cada jovencita de cabellos rubios y ondulados, en cada par de
ojos color miel que he cruzado en todo este tiempo, aparecía tu imagen, pero
sobre todo querida mía, recuerdo esa mirada que me llegaba tan profundamente al
corazón e inevitablemente, la pregunta ¿Qué hubiera pasado si…?
Me encantaba pasar cerca tuyo, lo que provocabas era tan nuevo para
mí. Nunca imaginé que deseabas traspasar esa línea ¡gustoso te hubiese ayudado!
pero tuve miedo (el miedo estaba en
todos nosotros, ¿te acordás?). Decirlo ahora hasta parece una tontería.
Hablas de amor y se me estruja el alma. Yo notaba tu mirada
enamorada pero también, cierto recato y timidez, y no me animé. Ahora que lo
sé, lamento mucho que mi cobardía te haya provocado tanto dolor, mi niña
hermosa.
Es verdad que llegaron otras manos a tomar las mías, su experiencia
hizo más fácil mi primer paso en estas cuestiones, también es cierto que me
soltaron al terminar la escuela. Luego en todos estos años algunas manos más aparecieron,
pero todas por una cosa u otra se fueron soltando, ahora leyéndote, creo que
ninguna fue la correcta, y me pregunto otra vez ¿Qué hubiera pasado?
No seguí estudiando, hubo que trabajar enseguida y la vida me
revolcó un poco (veo que lo notaste en mi rostro y las pocas canas que quedan) ya
no trabajo, pero sigo de pie (que no es poco) con algunas nanas que no voy
escribir para no aburrirte.
Volviendo a nosotros releo tu carta y me hago eco de tus preguntas.
No tengo la respuesta mi querida, porque ya no somos esos adolescentes, no hay
manera de que el reloj gire al revés, ni siquiera detenerlo, si estoy seguro
que este tiempo no es de olvido, al contrario…
Entonces, ahí va la propuesta, te invito a tomar un café,
desovillar esos recuerdos, hablar del presente y ver que nos pasa. Quizás, ese
beso silenciado nos dé alguna respuesta.
PD: Tu carta llegó en un momento muy especial de mi vida y yo, que
no creo en el azar.
Adolfo
Rosana
De regreso. Mirtha
Querida Celeste:
Te escribo esta
carta porque noto que hace tiempo estamos distanciadas.
¿Qué fue lo que
nos pasó?
Aun no logro
entender. Tal vez recuerdes, como yo, el último día que nos vimos. Malena me
contó que te vio la semana pasada. Pero nosotras, ¿cuánto tiempo llevamos ya
sin vernos? Sin palabras, sin noticias. ¿Vos te acordás de la última vez que
nos vimos personalmente?
No dejo de
pensar si te molestó algo que yo hice, si fue a partir de que me puse de novio
con Sebastián, después de pasar tantos años sola. Vos estuviste cuando murió el
papá de los chicos. ¡Me acompañaste tanto! Que no puedo creer que ahora, en
esta etapa feliz de mi vida, no estés aquí conmigo.
No conté los
mensajes, pero mandé tantos que quedaron sin respuesta que llegué a preguntarme
si habías cambiado el número. También pensé que, a lo mejor te habías
enfermado. Pero cuando la vi a Male, me contó que no. Que seguís con el mismo
número, que de salud estás perfecta. Que seguís siendo diosa, divina, como
siempre.
A veces pienso
que tal vez te molestó que fuera a tu cirujano y le pidiera que me haga la
misma nariz que la tuya. Si es eso te pido disculpas, pero no lo lamento porque
gracias a ello conocí a Sebas que también se estaba haciendo unos retoques en
lo de Hugo.
¿Tiene algo de
malo que yo también quiera ser una diosa, divina?
Es cierto que
siempre me gustó como te vestías, y que recorría las mismas tiendas después de
leer las etiquetas de tus prendas. Tal vez no te des cuenta de que es pura
admiración.
Y si dejé de
llamarte tanto (solo disminuí a cinco veces por semana) es porque el amor me
tomó por completo.
Bueno Celes, me
gustaría verte, en serio.
Contestame por
favor
No perdamos esto
que tenemos (aunque prácticamente inexistente este último año) por favor
Te quiere, tu
amiga de la infancia
Mirtha
RESPUESTA DE KARI
Mirtha:
Te escribo porque la verdad es que estoy un poco cansada. Entre las
llamadas, los miles de mensaje y tu stalkeo en redes, me agoté (porque sí, me
doy cuenta de que me ves todas las historias de instagram, no te hagas la que
no sabés nada de mi vida).
Me parece bastante obvia la razón de que no tengas respuesta de mi
parte, pero bueno, si tanto insistís acá te la voy a dar. Ah, el otro día le
dije a Male que te haga saber mi desinterés por vos, pero bueno, o no te lo
dijo para no hacerte sentir mal o te lo pasaste por donde ya sabemos.
Por si vos no te acordás, esa última vez que nos vimos fue la que me
citaste en un bar horrible, que se caía a pedazos, para pedirme que me sume a
una estafa piramidal que se veía a kilómetros de distancia porque te estabas
quedando sin guita y en el trabajo no te adelantaban el sueldo, y encima te
hacían poner más para “no perder”.
¿Vos no te acordás que ni bien me contaste la idea de meterte ahí desde
un principio yo te dije que ni loca lo hicieras, que te iban a dejar en banda,
que te iban a sacar un montón de plata? Pero ni bola me diste, porque querías
ser más como yo, tener la plata para tener tu vida resuelta, aunque ya la
tenías pero no la querías ver porque siempre andás mirando lo que hacen los
demás.
Que te metieras en esa, bueno, vaya y pase, ponele, pero ¡que me
quisieras meter a mí ahí adentro! Yo a veces no sé en qué planeta estás, Mirtha,
dejá de fingir demencia. Yo con gente que se engancha con sectas y estafas
piramidales no me junto, te lo dejé bien en claro desde que supimos lo de
Josefina, hace años. Y ahí fuiste vos a meter la plata en ese chamuyo.
Disculpame pero yo con vos no me puedo relacionar más, ni aunque hayas salido
(gracias a tus viejos que te dieron una mano enorme, mandales saludos).
Ni me gasté en bloquearte porque, ¿sabés qué? Me encanta que me
envidies, que veas lo bien que la paso en mis viajes y cómo estoy disfrutando
de Italia, por boluda. Y la verdad que voy a aprovechar para agradecerte
también porque por tu propuesta pedorra en ese bar de caca al que me llevaste,
pude conocer a Facundo, que es un bombón (seguro ya lo sabés porque lo viste en
las historias), y me lleva de acá para allá y yo no tengo que mover ni un dedo.
Cosa que no creo que te pase con Sebas porque mucho cirujano, mucho retoque,
pero desde que están juntos la tarjeta se la pagás vos, eso me dijo Male.
Así que dejá de hacerte la pobrecita y la amiga de la infancia, bien que
en ese momento cuando las maestras no miraban me hacías bullying por usar
anteojos y tener la raya al medio.
Besitos a los chicos, cuando vuelva me los llevo a pasear con Facu
PD: podrás tener mi nariz y usar la misma ropa que yo, ¿pero de verdad
pensás que te quedan TAN BIEN como a mí?
Celeste
Adri
Villa Bosch, 7 de mayo de1969
Querida
Marta:
Espero que te
encuentres bien de salud, y de buen ánimo, ya que hace tanto que no recibo
noticias tuyas, que llego a preguntarme si te habrás mudado. Tal vez yo esté
enviando cartas a una dirección que ya no es la tuya. En ese caso me pregunto
también si en tu nuevo barrio no habrá correos, porque si te mudaste me podrías
haber escrito antes, contando que te mudabas y mandando tu nueva dirección,
porque me imagino que ya la sabrías.
Después de pensar en todas esas cosas me
digo a mí mismo: “pero qué tonto, no escribe porque no quiere” y a la vez
pienso que podrías escribir para decirme que ya no te interesa recibir mis
cartas, que no te gastas en leerlas, que no te escriba más. Luego pienso en lo absurdo de estar
escribiendo está carta, mientras siento que, si es eso lo que pasa, y ni
siquiera te preocupa decírmelo, tampoco vas a contestar en esta ocasión, pero
prefiero intentar.
Por mi parte soy un hombre de palabra, y
cuando nos dimos ese último beso en la estación, prometimos escribirnos hasta
volver a vernos. Debo confesar que no lo hago solo por cumplir la promesa, lo
hago porque ese beso aún me hace soñar, y aún recuerdo tus ojos llorosos de la
despedida.
Marta,
mi querida Marta, espero tus palabras, aunque sean para decir adiós.
Con el deseo de leerte, me despido con un
beso, te quiero!
Pablo
P.D:
si contestas diciendo adiós, prometo no insistir.
RESPUESTA DE ADRI
Devoto, 13 de mayo de 1969
Querido Pablo:
Sé que ha pasado mucho tiempo. Y si, si recibí todas tus cartas. Creo
que esa última vez que nos vimos no te quedó muy en claro lo que te dije, así
que, te lo voy a repetir nuevamente, esta vez por escrito.
No podemos estar juntos.
No porque no quiera. Sino porque estoy casada.
Por problemas económicos en mi familia, tuve que casarme con el hijo
mayor de los Barrasco hace dos años. Sé que no fue lo más inteligente, pero mi
mamá está muy enferma y solo él puede acceder a los medicamentos importados de
Europa. Él me chantajeó, al principio fue una cita, luego un beso, y al final,
terminamos en un matrimonio por conveniencia, triste y amargo. Jamás habría
pensado que mi vida de casada sea tan gris, tan sombría. Sin vida ni color.
Pero cuando te conocí, Pablo, mientras mi marido estaba en uno de sus
viajes, me cambiaste la vida. Por fin conocí el amor, y llenaste ese vacío con
acuarelas de colores. Un amor genuino que me hacia sentir como una adolescente,
como una princesa de ensueño. Y te puedo afirmar que esas dos semanas que
pasamos juntos, fueron las mejores de mi vida. Pero, por mucho que te quiera,
no puedo quedarme con vos.
Me encantaría, me encantaría que nos veamos todos los días, que salgamos
a tomar helado o vayamos al cine. Que me lleves a pasear en tu bicicleta
celeste y cenemos en tu casa escuchando tu colección de vinilos.
Quisiera verte, pero temo demasiado que mi marido se entere. Impactaste
tanto en mi vida, que ahora no puedo imaginarla si vos en ella.
En agosto vuelve a viajar, ¿Te gustaría que nos veamos alguno de esos días?
Te quiere
Marta
Guada
Mes segundo de la cosecha de otoño
Querida hermana:
Hemos llegado a salvo. Fue muy doloroso tener que
partir del reino y verte junto a padre hacerse pequeños en la orilla.
El viaje duró tres días. Muchas veces tuve miedo,
nunca estuve tanto tiempo en el mar. ¿Sabes realmente lo que es no ver nada en
cualquier dirección? Es realmente escalofriante, pero por suerte, Julian estaba
ahí. No paró de remar la barca en ningún momento, ni siquiera en la tormenta.
En la noche del segundo día, hubo una fuerte
tormenta que hizo que volcáramos. Estaba muy asustada, Tella, sentí que me
moría. Pero, al no estar tan lejos de la orilla, nadamos hacia ella.
Este reino es muy diferente al nuestro. Las casas
lucen diferentes y hay mucha gente por doquier. Es como estar dentro de un
reloj, hay piezas y maquinarias increíbles. Y sí, llegamos a tiempo para
presenciar el carnaval. ¡Mañana comienzan los juegos! Estoy muy emocionada,
sabes lo importante que es para mí este viaje, y, aunque a padre no le guste,
estoy cumpliendo mi sueño.
Cuéntame, ¿qué tal el reino? ¿Cómo se tomó padre mi
ida en un momento tan crucial como este? Todavía no puedo creer que lo haya
descubierto. De tan solo pensar en la vuelta, me dan escalofríos... Julian dice
que no debo preocuparme, que ya soy una adulta y tengo derecho a conocer otras
tierras. Ojalá hubiera podido traerte conmigo, Tella. Te hubiera encantado este
lugar.
Te
extraña y te quiere
Scarlett
RESPUESTA DE ADRI
Primer mes del invierno
Querida hermana mía:
Grande es mi alivio al recibir noticias tuyas, como grande fue la
angustia que me quedo en el pecho con tu partida, ya que, aunque siempre quise
que realizaras tu sueño, siempre fui consciente del peligro al que te exponías.
Siento que volví a respirar en el momento que tuve tu carta en mis manos,
gracias a nuestro fiel lacayo, y espero ahora que en el tiempo trascurrido
desde que la escribiste hasta que la recibí, te encuentres bien.
Me preguntas por el reino, me preguntas por padre. Déjame decirte que el
reino sigue bien, el mal ánimo de padre no ha afectado el desenvolvimiento de
todas las tareas y rutinas. En cuanto a él es muy preocupante su forma de estar
en silencio, con los ojos vacíos, como lejos. No llego a saber si es tristeza o
enojo contenido. Tu partida, para padre tan inesperada, ha sido un golpe duro.
Creo que sabía de tus sueños e inquietudes, pero al tú ser su pequeñita, como
siempre decía, no esperaba que los llevaras a cabo.
Dices que el viaje duró tres días y que han corrido riesgos, pero aun
así te sientes encantada de haber llegado a tiempo para presenciar el carnaval.
también dices que es hermoso allí y que todo luce diferente. Querida mía,
comienzo a sentir que es más allá que aquí el lugar que te hará feliz, eres un
alma libre. No puedo garantizar cuál será la reacción de padre si regresas, lo
veo muy afligido, entonces pienso a veces que le haría bien volver a verte,
pero temo que su orgullo no le permita recibirte con el corazón, y lo haga con
el sentimiento de que debe aplicar rigor contigo para evitar futuras rebeldías.
No quisiera tener que estar presente en un momento así, como tuve que estarlo
cuando descubrió que huías y se quedó parado en la costa hasta el anochecer. Si
decides volver, que sea porque realmente sientas que no volverás a partir.
Es muy difícil para mi decir estas palabras, si vuelves temo por ti, por
los peligros del viaje de regreso y por las represalias. Si no lo haces y no
volvemos a verte, temo que padre se funda en la tristeza y que mi alma se rompa
en pedazos. Confío entonces en que nuestra madre, desde el cielo, guie tus
pasos y nuestros destinos.
Me despido de ti, amada hermana mía, esperando que lo que suceda, aunque
duela, sea lo mejor.
Con cariño, Tella.
Miguel
Vida querida:
Te escribo para
agradecer tu existencia, tu existencia que no necesita presentación ni elogios,
porque donde voy te veo, sos brillante en el cielo y diminuta en la profundidad
de un abismo. Te impones donde sea una y otra vez y a pesar de los fracasos resurgís
de diferentes maneras.
Fuiste
dinosaurio en el pasado y hoy sos un ave que vuela libre por cielo, fuiste irrespetuosa
porque mataste, naciste, creciste y volviste a matar y así por eones.
Te apareces
donde nadie te llama y te vas cuando ya nada florece, de tu paso has dejado
registro en las piedras, bajo las capas de la tierra y en las profundidades de
los océanos.
Pero si tuviera
que definirte diría que sos la unidad básica de creación, quizás el soplo que
un Dios le da a todo lo que existe, no lo sé porque te enmascaras bajo
distintas formas, seres y colores, sos la chispa impresa en toda sustancia, te
imagino como un gran programador creando objetos y el software que le da
propósito, aparte porque tus obras evolucionan, se replican, se reproducen y se
mejoran así mismas.
La madre Teresa
hablo muy bien de vos, pero que hay de la forma en que tus creaciones se
expresan consumiendo todo a su paso, será que sos inimputable, que una vez
creado el organismo ya no sos responsable de su existencia y si fuera así, esa
es la forma que elegiste para tu sobrevivencia, en fin sos todo un enigma
espero que me los aclares.
Nisseno.
RESPUESTA
Estimado Nisseno, ¡cuántas palabras, cuántas oraciones para definirme! Soy mucho, pero mucho más simple. No sé por qué los seres humanos enturbian mi sencillez con explicaciones.
Sí, dejo registro
en las piedras, en las capas de tierra, para que los curiosos como vos y tantos
otros científicos, puedan saber más de mí (oh, curiosidad…). Sí, soy la unidad
básica de creación. Dios, el Big Bang o quién sabe (tampoco te la voy a hacer
tan fácil) hicieron de mí un manto generoso, un abrazo fértil, una compañía fructífera.
Pero los hombres destruyen todo lo que pueden. ¡Y después buscan respuestas,
Nisseno! ¡Buscan respuestas!
Por lo tanto, esta carta no va a resolver ningún enigma. Tal vez y porque te
quiero, como a todas las criaturas que son parte de mí (sí, Nisseno, hacés
preguntas sobre vos mismo, sobre tu esencia misma), pueda darte alguna pista. ¿Te
gustan los animales? Espero que sí. Bueno, observalos. Todo lo que soy está
ahí: inocencia, entrega, instinto, amor, compañía. ¿Te gustan las plantas? Mirame
crecer en ellas. ¿Te gustan los atardeceres, los amaneceres, las cascadas, el
granizo, la nieve? ¿Te sobrecoge el temporal? Ahí estoy también.
Cuidate mucho,
Nisseno, que haciéndolo también me cuidás a mí.
La vida