cuatro autores,
tres países,
cuatro versiones:
Me acuerdo
Joe Brainard (11 de marzo de 1942 – 25 de mayo de 1994) fue un artista y escritor estadounidense asociado con la New York School.
Su trabajo innovador incluye collages, ensamblajes, dibujos, pinturas y diseños para cubiertas de libros y discos, escenarios y vestuario de teatro. En particular fue pionero al usar cómics como un medio poético en colaboración con otros poetas a los que admiraba. Es conocido por su libro de memorias I Remember, que fue inspirador para Georges Perec y Edouard Levé y Martín Kohan, seguramente entre otros.
Me acuerdo, el libro por el que será, a su vez, recordado, puede ser entendido como el resultado conmovedor de su primera incursión ordenada en la escritura. Es una suerte de lista biográfica que salió, en principio, diseminada en entregas y reunida en un tomo en 1975. Son breves entradas que responden a la fórmula “Me acuerdo…”, y producen una sucesión desenfrenada de pequeños acontecimientos o imágenes domésticas de la vida.
Me acuerdo de la primera vez que me mandaron una carta en uno de esos sobres donde decía "Devolver a los cinco días a" y de que pensaba que a los cinco días tenía que devolver la carta.
Me acuerdo del gustillo que me daba trastear en los cajones de mis padres en busca de condones (marca Peacock).
Me acuerdo de cuando la polio era la cosa más terrible del mundo.
Me acuerdo de cuando un niño me dijo que las hojas agrias con forma de trébol que solíamos comernos (con florecitas amarillas) tenían un sabor tan agrio porque los perros se meaban encima. Me acuerdo de que eso no impidió que siguiese comiéndolas.
Me acuerdo del primer dibujo que recuerdo haber hecho. Era una novia con un vestido con la cola muy larga.
Me acuerdo de mi primer cigarrillo. Era de la marca Kent. En una colina. En Tulsa, Oklahoma. Con Ron Padgett.
Me acuerdo de mis primeras erecciones. Creía que tenía alguna horrible enfermedad o algo parecido.
Me acuerdo de la única vez que he visto a mi madre llorar. Me estaba comiendo una tarta de albaricoque.
Me acuerdo de lo mucho que lloré viendo Al sur del Pacífico (la peli), las tres veces.
Me acuerdo de lo bien que puede saber un vaso de agua después de un tazón de helado.
Me acuerdo de cuando me dieron la insignia de los cinco años por no faltar ni una mañana en cinco años a la escuela dominical. (Metodista).
Me acuerdo de haber ido a una fiesta de «Vístete de tu personaje favorito» vestido de Marilyn Monroe.
Me acuerdo de la margarina blanca en una bolsa de plástico. Y de un sobrecito de polvos naranjas. Echabas los polvos naranjas en la bolsa de la margarina y la amasabas hasta que la margarina se volvía amarilla.
Me acuerdo de lo mucho que quería, en el instituto, ser guapo y popular
Édouard Levé (Neuilly-sur-Seine, 1 de enero de 1965 – 15 de octubre de 2007, París) fue un artista, escritor y fotógrafo francés.
Selección de Autorretrato (2005)
De adolescente creía que La vida, instrucciones de uso me ayudaría a vivir, y Suicidio, instrucciones de uso, a morir. He pasado tres años y tres meses en el extranjero. Prefiero mirar a la izquierda. Un amigo mío disfruta con la traición. El final de un viaje me deja el mismo regusto triste que el final de una novela. Olvido lo que me desagrada. Es posible que haya hablado sin saberlo con alguien que ha matado a alguien. Voy a mirar en los callejones sin salida. Lo que hay al final de la vida no me da miedo. En realidad no escucho lo que me dicen. Me sorprende que me pongan un apodo sin conocerme apenas. Me cuesta un tiempo darme cuenta de que alguien se porta mal conmigo, tan sorprendente me parece que me pase algo así: el mal es en cierto modo irreal. Archivo. A los dos años hablé con Salvador Dalí. La competición no me estimula. Describir mi vida con precisión me llevaría más tiempo que vivirla. Me pregunto si, al hacerme viejo, me volveré reaccionario. Cuando me siento con las piernas desnudas sobre escay, mi piel no resbala, rechina. He engañado a dos mujeres, se lo dije: a una le dio igual, a la otra no. Bromeo con la muerte. No me gusto. No me detesto. No me olvido de olvidar. No creo que exista Satán. Mi ficha policial está en blanco. Me gustaría que las estaciones durasen una semana. Prefiero aburrirme solo que acompañado. Recorro lugares vacíos y como en restaurantes desiertos. En cuestión de alimentación, prefiero lo salado a lo dulce, lo crudo a lo cocido, lo duro a lo blando, lo frío a lo caliente, lo aromático a lo inodoro. No puedo escribir tranquilo si no tengo nada comestible en el frigorífico. Puedo pasar con facilidad sin alcohol y sin tabaco. En un país extranjero, dudo si reírme o no cuando mi interlocutor eructa en medio de una conversación. Me fijo en las canas de la gente que todavía no está en edad de tenerlas. Es preferible que no lea los manuales técnicos de medicina, sobre todo los pasajes en los que se describen los síntomas de algunas enfermedades: veo cómo proliferan en mí a medida que descubro su existencia.
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Martín Kohan (Buenos Aires, 24 de enero de 1967) es un escritor y docente universitario argentino.
Selección de Me acuerdo (2020)
Se llamaba Patiño.
A todo el que lo saludaba: “¡Adiós, Patiño!”, él le respondía: “Patiño se murió”.
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CONSIGNA DE ESCRITURA
Leímos cuatro versiones de Me acuerdo. La quinta versión es la tuya.
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LOS TEXTOS DE USTEDES
Me acuerdo de la maestra del jardín de infantes que trataba de convencerme para que me quedara, mientras yo me agarraba desesperada a la pollera de mi mamá.
Me acuerdo que mi mamá me soltaba y la maestra me llevaba a la salita, entonces yo miraba por la cerradura y veía que mamá no se había ido.
Me acuerdo que entendí que mamá siempre volvería a buscarme y me decidí a jugar, pero los chicos me daban miedo.
Me acuerdo que tenía una bicicleta aurorita que era de mi hermana hasta que la heredé. Aprendí a andar a los 12 años y todas las tardes salía a dar vueltas con los chicos del barrio.
Me acuerdo que una tarde uno de los chicos me dio un beso y me puse colorada hasta las orejas.
Me acuerdo que tenía un novio de ojos claros que se fue a Malvinas. Volvió otro chico, de mirada profundamente triste, que se despertaba gritando.
Me acuerdo que me casé muy joven y me divorcié muy rápido, porque un día llegué a mi casa y mi flamante marido hacía el amor con otro (no es un error de tipeo, estaba haciendo el amor con un hombre)
Me acuerdo que sentí mucha vergüenza, como si yo hubiera hecho algo malo. No le conté a nadie, lo odié por un tiempo hasta que entendí que a mi me mintió, pero se engañaba a si mismo ocultándose.
Me acuerdo que cada vez que me enamoraba creía que era la primera vez y que sería para siempre.
Me acuerdo del primer llanto de cada uno de mis hijos, seguido de mi propio llanto. Todavía se me eriza la piel, son los momentos más intensos, felices, desesperados y mágicos que recuerdo haber vivido.
Me acuerdo de cada uno de mis profesores de teatro.
Me acuerdo de la primera vez que canté en publico
Me acuerdo de la primera vez que lloré por amor.
Me acuerdo del día que anunciaron el cierre de todo por la pandemia y me acuerdo también de cuando volvieron los abrazos.
Kari
Karina
Me acuerdo de la primera vez que sentí tu perfume.
Me acuerdo de la primera vez que acariciaste mis escamas.
Me acuerdo de la primera vez que nos encontramos a escondidas.
Me acuerdo de la primera vez que te vi entrenar.
Me acuerdo de la primera vez que te despeiné con mis alas.
Me acuerdo de la primera vez que viste las llamas salir de mi boca y en lugar de asustarte, me miraste con admiración.
Me acuerdo de la primera vez que compartimos las lágrimas.
Me acuerdo de la primera vez que volaste conmigo.
Me acuerdo de la primera vez que presenciaste mi furia y del temor que sentiste.
Me acuerdo que esa fue la primera vez que me defendiste ante tu padre y su ejército.
Me acuerdo de la primera vez que creí perderte. Y que no imaginaba que podría repetirse.
Lauri
Me acuerdo de:
*La primera palabra que escribí en un pedacito de papel fue CHOLA a mis tres años
*la banqueta de cuero bordó en la vereda donde mi papá leía el diario cuando no venían clientes a la carnicería
*los delantales blancos impecables que usaba mi papá, las puteadas para dejarlos así de blanco de mi mamá
*el guardapolvo gris de la primaria con corbata roja, el guardapolvo gris de la secundaria con corbata azul
*los ojos tan grandes de mi hija al nacer
*mi primer vestido de jean con ribetes en escosés rojo y azul
*las siestas de los domingos de invierno, la Spika, el fútbol y los mates con buñuelos
*escuchar Rockcollection, sabiendo los horarios en que lo pasaban por la radio
*la cartuchera roja y muy chiquita de jardín de la que sobresalía medio lápiz negro. Un nene muy alto se ofreció a guardarlo en su cartuchera y me enamoré
*mirar las patentes de los autos
*buscar sumar los números y adivinar la letra de las provincias, hoy lo sigo haciendo, pero también armo palabras
*Mi primer poema de amor
*la cara de mi hijo, diciendo tenés razón mamá, cada vez que se mandaba alguna travesura
*las travesuras eran variadas y diarias
* el médico cosiendo la frente de Juan y él preguntándole el color del hilo que estaba usando
*el regalo de tener a Violeta 12 años perrunos
*la soledad no buscada
*la fábrica de quesos en el pueblo de mi abuelo
*una media medalla, promesa de amor eterno en la adolescencia que duró un par de meses
*la sillita bajita, un libro y mandarinas, sentarme a la siesta en el pasillo de casa.
*correrme con la silla, el libro y las mandarinas cuando la sombra me alcanzaba
*meterme atrás de la caída de agua en el río Cosquín intentando no romperla
*ser la primera en tener a la hija de mi hija en brazos
*despedir a mi gata y agradecerle hacerme la vida mas linda con su compañía
*las facturas de Ramona para desayunar con mis hijos chiquitos los domingos a la mañana
*el día que decidí partir la casa en dos
*el mantecol con nuez cada vez que mi abuelo llegaba de visita
*el día que volvió para mostrarnos su sombrero nuevo, a las 24 hs de haberse ido
*la noche que hablé por última vez con mamá
*los viajes desde la ventanilla del tren
Guada
Me acuerdo
Me acuerdo de la salpicadura de estrellas en el cielo cordobés.
Me acuerdo del sonido que hacían los parlantes de la computadora.
Me acuerdo de las hebillas con forma de corazón que me ponía mi mamá cuando me dejaba crecer el flequillo.
Me acuerdo del sabor de la copa serenito.
Me acuerdo del asombro qué sentí cuando vi por primera vez "Sexto Sentido".
Me acuerdo de cuantas páginas tiene mi libro de "Charlie y la fábrica de chocolate": 182.
Me acuerdo de las pulseritas de goma en forma de animales que usaba en la primaria.
Me acuerdo del árbol que teníamos en el fondo de mi casa y de lo alto que era.
Me acuerdo también que mi abuela lo mandó a talar porque se posaban todas las cotorritas a la mañana y no la dejaban dormir.
Me acuerdo que mi gata se acostaba en la pared de arriba de la puerta y te miraba, dándote la bienvenida.
Me acuerdo lo que me dijo mi mamá cuando conoció a mi amigo Ulises: "es tan bonito y tan chiquito, que lo pondría en una cajita en la mesita de luz"
Me acuerdo de la primera conversación que tuve con Jeremías.
Me acuerdo que cuando estábamos yendo a una excursión en el viaje de egresados, un compañero me dijo "si hay algo que voy a extrañar de acá, va a ser mirar a las montañas a donde sea que vea".
Me acuerdo que en ese mismo viaje, me saque unas fotos con otra compañera y fuimos a revelarlas.
Me acuerdo que cuando las tuvimos en físico, me dijo "esta foto la voy a pegar en una pared en mi pieza donde tengo a todas personas importantes en mi vida".
Me acuerdo que se llamaba Naiomi, y que en la escuela la molestaban casi tanto como a mí.
Me acuerdo de la remera naranja de Mickey Mouse que amaba.
Me acuerdo del labial lila perlado que usaba la Noni, y la cantidad de capas que se daba para ocultar el lunar violeta que tenía en su labio inferior.
Me acuerdo de los dos colibríes que se asomaban en la ventana de mi abuela, siempre me decía que para ella eran los dos maridos que la venían a visitar.
Me acuerdo que de chica me ponía jabón en los labios y soplaba para hacer burbujas.
Me acuerdo de la vez que el director notó que estaba leyendo "El Psicoanalista" en el medio de la clase y estuvimos hablando media hora de lo buen escritor que es Katzenbach.
Me acuerdo de lo culpable que me sentí cuando, jugando a la pelea, provoqué que mi hermanito se esguinzara el dedo meñique.
Me acuerdo de la primera vez que probé un cigarrillo.
Me acuerdo de los stickers que venían al fondo de los paquetes de las galletitas diversión.
Me acuerdo como era la casa de mis tíos antes de que la reformaran.
Me acuerdo de los rulitos dorados que tenía mi hermano en la nuca cuando era bebé.
Me acuerdo del collar de libélula que usaba mi tía cuando era chica, y como ahora cada vez que veo una, me acuerdo de ella.
Me acuerdo lo asustada que estaba cuando fui a rendir mi primer parcial.
Me acuerdo que mi tío de Mar del plata me enseñó a ver las constelaciones y a barrenar.
Me acuerdo cuando pensé "voy a empezar a escuchar esta banda, que me gusta mucho", sin saber que se convertiría en mi banda favorita.
Me acuerdo cuando se me cayó una zapatilla en una cloaca y mi abuela la agarró con un paraguas.
Me acuerdo de la forma que reía con mi amiga del secundario. Nunca más volví a reír así.
Me acuerdo del grito de dolor de un compañero al quemarse la mano en el trabajo.
Me acuerdo de la vez que me llevaron de sorpresa a patinar sobre hielo en el abasto, fue por lejos el mejor día de mi vida.
Me acuerdo la forma en la que mi perrita de apoyaba en el hueco de la puerta para que le haga mimos en la nariz.
Me acuerdo las manchas pelirrojas qué tenía la perra de mi tía antes de que las canas se las taparan.
Me acuerdo de lo mucho que me gustaba la morcilla cuando era chica.
Me acuerdo de lo salado que era el mar caribeño.
Me acuerdo del corte de pelo que tenía a los quince años.
Me acuerdo que jugaba con él y me escondía lápices entre los rulos mal formados e inflados.
Me acuerdo de la risa de mi profesor de matemática.
Me acuerdo que se llamaba Juan, que le gustaba Lionel Richie y el chusmerío.
Me acuerdo del gusto de un remedio que me daban cuando era chica y que a veces lo tomaba a escondidas porque me encantaba su sabor.
Me acuerdo del compañero de mi mamá que trabajaba vendiendo CDs y nos daba las copias de las películas que estaban en el cine.
Me acuerdo que de grande me enteré que este compañero no vendía CDs, sino que levantaba los puestos de venta ilegal y se quedaba con la mercadería. Nunca lo pude ver igual.
Me acuerdo que con mi hermano jugábamos con la manguera y bombuchas en el patio de la abuela, y que después nos hacía pasar el secador, qué era más grande que nosotros.
Me acuerdo del olor a sahumerio que tenían todas mis prendas cuando tenía dieciséis.
Me acuerdo del perfume de la noni.
Me acuerdo de los anteriores muebles que teníamos en mi casa.
Me acuerdo que los gatos del barrio se acostaban a dormir la siesta en el toldo de mi abuela, y que íbamos por abajo a hacerles mimos en la panza.
Me acuerdo de la vez que me corté sola el flequillo y mi papá me dijo que parecía una rolinga.
Me acuerdo de la versión que hicimos con una amiguita del jardín del juego de manos "choco choco lala"
Me acuerdo del arito en la ceja que tenia mi primo cuando era adolescente.
Me acuerdo cuando mi amiga Nahiara tuvo un accidente y no podía abrazarla porque tenía que tener el brazo quieto.
Me acuerdo del capricho que hice para que me compren un saquito que terminé usando dos veces.
Me acuerdo que mi profesora de plástica me enseñó a hacer grullas de papel.
Me acuerdo que le agarré una adicción a hacerlas y cada vez que tengo un papel en frente, armo una.
Me acuerdo que ese año hice tantas grullas de papel, que cuando me recibí, una preceptora me presentó como "la reina de las grullas".
Me acuerdo la bronca que me daba no tener segundo nombre y me inventé uno: Guadalupe Blanco Princesa Flores.
Me acuerdo que me presentaba así en todos lados.
Me acuerdo de gente que no se acuerda de mi nombre real, pero si del "Princesa Flores".
Me acuerdo del pelotero que tenia mi amiga de la primaria y como casi siempre teníamos el lugar entero para nosotras dos.
Me acuerdo de la vez que mi papá me quiso enseñar a manejar y le choqué el auto contra el zanjón.
Me acuerdo que ese día volvimos a casa a la una de la mañana porque la grúa tardó horas en llegar.
Me acuerdo cuando fui a esa fiesta de metal y por fin me sentí cómoda saliendo a bailar.
Me acuerdo de mi primer recital: Wos en Argentinos Juniors en octubre del 22
Me acuerdo de cuando le compré un regalo del día del padre a mi papá con la extensión de su tarjeta.
Me acuerdo de la cara que pone mi hermano que siempre me hace reír.
Me acuerdo de ese libro que me tenía enganchada en la primaria y que hubo un día en el que no hice absolutamente nada durante el día escolar solamente para saber cómo seguía la historia.
Me acuerdo cuando Jeremías me dijo que le gustaban los redondos, y ahora no puedo escucharlos sin pensar en él.
Me acuerdo de la vez que escuché el disco "Bocanada" una tarde lluviosa en un largo viaje de colectivo. Se sintió como una experiencia religiosa.
Me acuerdo de la forma en la que festejamos con mi familia cuando decidimos como se iba a llamar el perrito que estábamos por adoptar.
Me acuerdo de las vacaciones a villa gesell donde me llevaron al bosque de las hadas y los duendes.
Me acuerdo
Un recuerdo, dos recuerdos, tres recuerdos, obstinado por olvidar, recuerdo. Se me hace imposible desprenderme del inamovible ancla del pasado.
Cuando creo haberlo logrado alguien
recuerda por mí; El signo, mí urgencia por nacer, que siempre dormía y muchos
eventos más que me describen sin necesidad de conocerme.
Y luego la época y cuentan que no había
teléfonos como ahora, que había que andar con las fichitas de ENTEL, que el GPS
venía en papel con sus páginas anilladas y en una sucesión interminable de
palabras se escucha: FISH, JACK, BUBBALOO, BAZOOKA, DRF, ANTEOJITO, GUAYMALLÉN,
FIDO DIDO y más, TITANES EN EL RING y más, muchas palabras más que recorren la
ruta desde un guardapolvos blanco blanquísimo a los boletos de papel de los
viajes en colectivo. Y recuerdo todo aquello que me recuerdan.
Y luego, en algún descuido, aparecen las
fotos en papel. Me transportan al pasado sin escalas y veo la distancia entre
lo revelado y lo que ví siendo el protagonista: posando delante del Fitito o
del infinito viaje en el Chevy.
Y ante otro descuido me duermo o dormito y
los sueños traen recuerdos de un pasado muy remoto donde habito inhóspitos
castillos en ciudades imposibles o mundos distantes con personas que ya no
están, otras que están y otras que vendrán o nunca existieron. Por fortuna los
sueños son lo más difícil de recordar.
Cuatro recuerdos, cinco y el ancla de hace
más grande cada día. La levanto y me la llevo. Habrá lugares donde podré
presumirla.
Me acuerdo el tiempo en que deseaba tener una gata.
Y te vi en el pasillo del jardín.
como botones negros brillantes
Que miraron directo a los míos
Empezaste a venir hacia mí y maullar insistentemente
vos respondiste miau
Intrusa de mi corazón
Saltaste un par de veces hasta entrar
Te sentaste recostada sobre la pared del pasillo
Respondí Sacalo vos
Pero no pudo
Y te quedaste
Jugamos con hilos y ramitas
Sufrimos las visitas al veterinario
Vivimos solas
Te cepillé cada noche
Tu blanco y negro, puso color y vuelo a mi vida
Me acuerdo que te pensaba y venías
Que ya no estás
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LA MUSIQUITA DE HOY
Cuando escuché por primera vez el disco Lágrimas negras, por Bebo & Cigala, quedé enamorada de esas versiones flamencas de boleros, tangos y otros clásicos. Hoy les dejo "Inolvidable", a tono con lo que estamos leyendo. Pero no se pierdan el disco completo.
Va Inolvidable, para ustedes, AQUÍ
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